Un paseo por la Alameda de Paula

Un paseo por la Alameda de Paula

Entre los múltiples paseos que se pueden disfrutar en el malecón habanero, resalta la Alameda de Paula por ser un sitio de contemplación, romance y encuentro. Se extiende de forma paralela al mar por cientos de metros, que a todas horas está habitado por nacionales y extranjeros, y que ha acompañado a la ciudad y a sus habitantes por más de dos siglos.

Vista de la Alameda de Paula, al fondo la cervecería del Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco

Bella y fresca crece la Alameda de Paula frente a la Bahía de La Habana, en el sitio donde antaño existiera un basurero. Debe su nombre a la cercanía de un hospital y una iglesia dedicados a la advocación de San Francisco de Paula, que ya existían en la época de su creación, y aunque hubo intentos por cambiarle el nombre, el sentir popular hizo que prevaleciera aquel fundacional.

Se embellece La Habana

Vista de estatua en el paseo de la Alameda de Paula

Corría la década de 1770 y La Habana resaltaba por sus construcciones militares. Sin embargo, y al decir de los conocedores del periodo colonial en la Isla, estaba necesitada de espacios para la recreación y el esparcimiento que exaltaran su belleza.

Es en esta época que se decide construir la Alameda de Paula, a iniciativa del Capitán General de la Isla, Felipe Fons de Viela, Marqués de la Torre, el mismo que había ordenado la edificación de los palacios de los Capitanes Generales y del Segundo Cabo, y que es considerado por muchos como el primer urbanista dedicado a la ciudad. Las obras estuvieron a cargo del arquitecto Antonio Fernández Trevejo y se desarrollaron en 1777.

Vista de la Bahia de la Habana desde la Alameda de Paula

Poco tiempo hubo que esperar para que el paseo se convirtiera en uno de los más concurridos de la zona caribeña, adonde iban las señoritas a lucir su elegancia, los señores a disfrutar de la bella vista y la brisa marina, y los niños a jugar en un agradable ambiente. Según los registros, se encontraba entonces adornado con dos hileras de álamos y poseía algunos bancos de piedra.

Modificaciones

Observando la Avenida del Puerto desde la Alameda de Paula

El paseo, tal y como lo disfrutamos en el presente, ha sido resultado de diversas modificaciones que llegaron con los años. A inicios del siglo XIX se le añadió una fuente, asientos de piedra con respaldos de reja labrada y se embaldosó el suelo; luego se ampliaron las estrechas escaleras de acceso y se colocaron las farolas que aún hoy iluminan las noches.

Una glorieta y una nueva fuente se le incorporaron entre 1845 y 1847. La primera caía sobre el mar y ofrecía una hermosa vista; la segunda, esculpida en el norte de Italia según se cuenta, fue levantada con una columna de mármol blanco que posee en sus lados cabezas de león convertidas en surtidores de agua.

Iglesia de Paula

Para aquella fecha se había convertido en un importante punto de referencia y en espacio de reunión de la habana elegante. Incluso, se erigen en sus inmediaciones varios hoteles. El Armadores de Santander, existente en la actualidad, fue uno de ellos. Se construyeron además el Teatro Principal llamado «El Coliseo», lamentablemente destruido, y la residencia de varias familias de abolengo como la de los condes de O’Relly y los marqueses de Campo Florido.

Cuando caminamos por la Alameda es posible apreciar en las edificaciones circundantes el sello de elegancia y refinamiento que la caracterizó en su época de mayor esplendor y los palacetes que son tesoros arquitectónicos nacionales.

Paseo de la Alameda de Paula

Con el tiempo, el primer paseo oficial de la Cuba colonial cambió sus dimensiones, fue fragmentado por la empresa estadounidense Havana Central que controlaba las actividades portuarias, al construir sus muelles y almacenes a la orilla del mar.

La Alameda del siglo XXI

Fuente y cartel de la Alameda de Paula

Varios años más pasaron y nacieron otras obras en el perímetro para que el paseo retomara su viveza. A inicios de este siglo, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana lo incluyó dentro de sus proyectos prioritarios por estar dentro del sector urbano de La Habana Vieja, declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Fue engalanado entonces junto a las edificaciones portuarias de los alrededores y otros inmuebles de gran valor como la propia Iglesia de Paula.

Como resultado, la Alameda es nuevamente un espacio agradable, de encuentro y referencia obligada dentro de la ciudad. Llegan hasta allí los niños para jugar, enamorados en busca de refugio tranquilo, paseantes para descansar o disfrutar del mar desde una posición privilegiada.

Alameda de Paula, al fondo edificio con la bandera Cubana

Caminando por la Alameda, desde la Iglesia de Paula, resaltan varios sitios de interés que hacen atractivo el recorrido, con ofertas capaces de satisfacer gustos diversos. Si queremos comprar suvenires, arte y otras producciones artesanales, podemos llegarnos al mercado de los Almacenes San José. Si el objetivo es refrescar, compartir, comer y bailar con música grabada o en vivo, la mejor opción es la cervecería del Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco, y si nos apetece cruzar la bahía, abordaremos la popular lanchita de Regla que en sólo minutos nos llevará al otro lado, hasta el poblado del mismo nombre.

Hermosa vista de la Alameda de Paula

Si llevamos a la familia o a un grupo de amigos para relajar y contemplar el paisaje, lo mejor será ir hasta el pequeño paseo marítimo, a modo de explanada que se extiende sobre el mar. Toda la Alameda ofrece un palco privilegiado desde donde apreciar el Morro, la fortaleza San Carlos de la Cabaña, el Cristo de La Habana, la dinámica portuaria y los grandes cruceros que atracan frecuentemente en la capital de Cuba.

Música antigua en la Alameda de Paula

 

En uno de los extremos de la Alameda, la Iglesia de Paula funciona como sede del grupo Ars Longa y del Festival Internacional de Música Antigua, en el cual ellos son imprescindibles. Sus presentaciones deleitan profundamente al público y complementan la magia de este espacio tan singular de La Habana.

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